En marzo de 1844, en el reinado de Isabell II, un Real Decreto alumbró la «formación de la guardia civil». En mayo, la norma cambió con las mejoras indicadas por Francisco Javier Girón Ezpeleta, II duque de Ahumada que, entre otros aspectos, avisaba a los ayuntamientos facilitar casas-cuarteles para los guardias «con sus familias si las tuvieren». Pronto comenzaron los alistamientos, se fijaron doce tercios peninsulares y el reparto de fuerzas en cada provincia. La de Toledo se integró en el Primer Tercio, aunque pasó al Segundo, en 1861, con Ciudad Real y Cuenca En 1845 el despliegue en tierras