Viajar a la India suele ser una experiencia muy enriquecedora, pero a la vez chocante. El país está lleno de desigualdades sociales, especialmente en sus bulliciosas ciudades, pero su pobreza y precariedad impacta a quienes llegan allí por primera vez. Además, las capitales están llenas de gente, ruidos, olores y tráfico caótico y el contraste cultural es constante. En este sentido, la diversidad religiosa y social lleva a múltiples costumbres y tradiciones, desde en el vestir hasta en las comidas. Precisamente la gastronomía india merece un capítulo aparte en los choques culturales porque aunque es muy apreciada también es cierto