Es la tercera vez que leo ‘La piedra blanda’ intentando averiguar de qué va. Y no hay manera. He intentado buscar una de esas conexiones que, 'a posteriori', todo el mundo encontrará evidente, pero aún no he visto ninguna otra reseña publicada, por lo que no puedo unirme al consenso para parecer más listo de lo que soy. Es curioso con qué facilidad nos situamos en el centro de la campana de Gauss para protegernos y cuánto cuesta ir a pecho descubierto, con la verdad por delante y jugándose la femoral. Pero no me queda otra, así que descartadas—creo— las